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Desarrollo
 
Asalto a la OMPI

¿Cultura empresarial invade
la ONU?


Las fusiones y desmembramientos de compañías para separar los sectores redituables de los perdidosos -que terminan siendo cáscaras vacías-, y la "integración a escala mundial" conforman el escenario empresarial de los 90, en especial en EEUU.

por Chakravarthi Raghavan


Si la administración de Estados Unidos se sale con la suya en las reuniones de los Organos de Dirección de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), su estilo podría infiltrarse en el escenario intergubernamental del sistema de las Naciones Unidas.

Estados Unidos ha presentado propuestas que apuntan a separar la normativa general y otras actividades de la OMPI de las actividades redituables y generadoras de ingresos del Tratado de Cooperación de Patentes (TCP) y de actividades similares, y ubicar el departamento del TCP fuera de Ginebra.

Una máquina de hacer dinero

La intención, expresaron algunos observadores, parece ser la de alojar al TCP, una máquina de hacer dinero, en Estados Unidos (concretamente en San Francisco, en el Estado de California) y más tarde sacarlo de la órbita de la OMPI.

Sin embargo, los europeos y los asiáticos decidieron oponerse a las propuestas de Estados Unidos. La OMPI y su departamento internacional -la secretaría-, con sede en Ginebra, es una organización que administra varios tratados y convenios del sector de la propiedad intelectual e industrial, incluidos los convenios de la Unión de París sobre propiedad industrial y la Convención de Berna sobre derechos de autor.

Si bien el presupuesto y los costos administrativos se reparten entre sus miembros (que varían de uno a otro de los órganos de dirección de los tratados y convenciones), la OMPI también administra el Tratado de Cooperación de Patentes (TCP) y las actividades asociadas al proceso de registro, de las Convenciones de Madrid y La Haya.

Los registros y la documentación de estos organismos sobre patentes, marcas de fábrica, diseños industriales, etc., están ingresados en computadoras, a las que pueden acceder los usuarios, incluso del sector privado, mediante el pago de tarifas que pasan a engrosar las entradas de la OMPI.

Del ingreso total de 239 millones de francos suizos del bienio 1994-1995, las actividades por las cuales se cobra una tarifa produjeron 173,1 millones. Para el próximo bienio, 1996-1997, del ingreso total de 306,8 millones de francos suizos, las actividades pagas del TCP y las vinculadas a ellas producirán 245,6 millones.

Estas fuentes de ingresos han hecho a la OMPI, a diferencia de la ONU y de otros organismos, un poco más independiente e inmune a los caprichos de los países ricos, en particular de Estados Unidos y su Congreso, que a menudo utilizan la amenaza de retirar sus elevados "aportes" al presupuesto como forma de presión.

La maniobra de EEUU

Pero el TCP está creciendo y ante sus necesidades de espacio el director general de la OMPI propuso construir un anexo al edificio principal de dicho organismo. Previamente había presentado una propuesta de extensión temporal del local existente, de un costo aproximado de 4,2 millones de francos (con un costo de demolición de 290.000 francos), mientras que el costo de una edificación nueva se estima en 11 millones de francos. Por otro lado, el alquiler temporal de un local durante tres años se ubica en 4,1 millones de francos, casi lo mismo que la construcción temporal.

El director general propone que cualquiera de las dos posibilidades podrían financiarse con dinero del Fondo Especial de Reserva, sin afectar el presupuesto de la OMPI.

Estados Unidos presentó un proyecto proponiendo postergar por un año cualquier decisión sobre la ampliación del local existente de la OMPI, durante el cual se buscaría la forma de distribuir al personal. Mientras tanto, se presentarían planes alternativos ante el departamento de la OMPI.

Acto seguido, Estados Unidos propuso que los organismos de la OMPI inviten a los gobiernos interesados a ofrecerse como sede del departamento del TCP. Se sabe que Estados Unidos quiere ubicarlo en la ciudad de San Francisco, en California (un estado crucial para la campaña de reelección de Clinton).

Si bien para algunos se trata de un intento del gobierno de demostrar ante el Congreso que el país mantiene un férreo control sobre las organizaciones internacionales, otros no lo ven así.

Según ellos, al ofrecer la posibilidad de hacer "ofertas" para ubicar el departamento del TCP en otro lugar -en los hechos separado de la supervisión y el control directo de la OMPI y su departamento internacional en Ginebra- EEUU abre un proceso que con el correr del tiempo podría sacar al TCP de la órbita de la OMPI.

¿Privatizar la ONU?

Un observador señaló los reiterados llamamientos del representante de Estados Unidos ante la ONU a "privatizar" varias actividades del foro mundial así como los intentos del Congreso y la administración de Estados Unidos de introducir un "enfoque de mercado", y advirtió que los "asaltos", fusiones y desmembramientos bien pueden ingresar como parte de esa cultura empresarial estadounidense.

(Fuente: SUNS)


 

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