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Economías de mercado

Desorden financiero
frena el crecimiento


Sin políticas para reducir las tasas de interés real y resolver la inestabilidad cambiaria, las economías occidentales no podrán crecer como para reducir en forma significativa el desempleo, afirma la Comisión Económica de la ONU para Europa.

por Chakravarthi Raghavan


Según la Comisión Económica para Europa (CEPE), organismo regional de Naciones Unidas, las economías occidentales de mercado tendrán en 1995 un crecimiento medio del 3% (casi igual al de 1994), pero para lograr reducciones importantes de los índices de desempleo será necesario llegar a una tasa de crecimiento sostenido del 3,5% anual.

Estas afirmaciones fueron efectuadas en Ginebra por Yves Bertholet, director ejecutivo de la CEPE, en ocasión de la publicación del estudio económico anual del referido organismo.

El estudio abarca Canadá, Estados Unidos, Europa Occidental y las "economías de transición" de Europa Oriental y Rusia. Pero las proyecciones generales incluyen también a Japón.

Inestabilidad y especulación

La recuperación de la producción puso fin a la caída del empleo (que comenzó en 1989) en la mayoría de los países de Europa occidental, pero para lograr una reducción significativa es necesario alcanzar una tasa de crecimiento sostenido del 3,5%, opinan los economistas de la CEPE.

"Las perspectivas de una reducción importante del desempleo no son muy halagüeñas a menos que haya un aumento significativo de la inversión fija", y para esto las autoridades responsables deben evitar "los efectos provocados por la inestabilidad de los tipos cambiarios y el pesimismo generado por la inflación de los 'jugadores' de los mercados financieros", dice la CEPE.

Decepción con el Este

En Europa del Este, el ritmo de actividad ha cobrado fuerza en la mayoría de los países en la segunda mitad de 1994, y para 1995 podría esperarse una tasa de crecimiento promedio del 4%.

Pero aun cuando esa tasa se mantenga, no será antes de fines de siglo que la región -que experimentó una caída de la producción del 20% entre 1989 y 1993- pueda recuperar el nivel de actividad de 1989.

En Rusia y los demás miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), los resultados han sido "bastante decepcionantes": un 15% de caída de la producción en Rusia y mucho más en los otros países, en especial las repúblicas caucásicas y de Asia central. Para 1995 se calcula que la producción de Rusia caerá aun más, aunque menos que en 1994, sugiere la CEPE.

UE/EEUU: crecimiento inesperado

El crecimiento de Europa occidental en 1994, de 2,5%, fue mayor que las proyecciones originales de 1,5%, mientras que Estados Unidos tuvo mejores registros, con un crecimiento del 4% con respecto a las proyecciones de 3,5%. La mejoría de Europa occidental se debió a un imprevisto aumento de las exportaciones a Estados Unidos y los países en desarrollo, especialmente de Asia.

En Europa occidental mejoró el clima inversor: con mayores demandas y ganancias, la confianza empresarial también aumentó junto con las tasas de utilización de capacidad. Pero el aumento de la inversión fija en 1994 fue de apenas 1,5%, aunque probablemente será un componente más dinámico de la demanda interna.

Si bien el aumento de las tasas de interés a largo plazo puede tener efectos negativos sobre la inversión, hasta ahora eso no se vislumbra. En las intenciones de inversión parece pesar más el aumento de las tasas de retorno real -relativas a los activos financieros- y la expansión de los recursos empresariales, que alimentan gran parte de los fondos destinados a la inversión.

En Estados Unidos, la recuperación económica continua fue marcada por un fuerte crecimiento del consumo privado (3,5%), apoyado por un aumento del empleo y una inversión fija (12%) concentrada en maquinaria y equipo y nuevas viviendas. Por otra parte, cayó el gasto público.

Mínima recuperación del empleo

Con la recuperación de la producción, en la mayoría de los países de Europa occidental la reducción del desempleo (una pérdida de 5,5 millones de puestos de trabajo durante la recesión) llegó a su fin. Y si bien hubo un pequeño aumento del número de empleados en las cuatro economías más grandes, principalmente en servicios, la recuperación del empleo todavía está en sus primeros estadios.

En América del Norte, donde la cantidad de puestos de trabajos nuevos ha estado aumentando constantemente desde 1991, el aumento se ha extendido a las industrias manufacturera y de la construcción, si bien cuatro quintos de las ganancias generales fueron en el sector servicios, en gran medida en trabajos de medio horario o temporarios.

Con una pérdida total de 7,5 millones de puestos de trabajo en Europa occidental desde 1989, en 1994 la cifra de desempleados ascendió a 30 millones.

Elevar el crecimiento

Si bien muchas de las propuestas emanadas de los debates públicos sobre el problema del desempleo -desreglamentación del mercado laboral, mejoramiento de los niveles de educación y capacitación, rebaja de los costos no laborales en las empresas e iniciativas por el lado de la demanda- podrían ser útiles y pertinentes, "los trabajadores educados seguirán sin conseguir trabajo si la demanda agregada es inadecuada", señalan los economistas de la CEPE.

La Comisión estima que para mantener los niveles actuales de empleo en Europa occidental sería necesario lograr una tasa de crecimiento anual mínima de poco menos del 2%. Para prevenir un posible futuro incremento del desempleo, la tasa de crecimiento debería situarse entre el 2,5 y el 3% y, finalmente, para lograr una reducción significativa del desempleo la tasa debería ser del 3,5%.

Capacidad ociosa superada

Los economistas también estiman que la tasa de crecimiento de la producción potencial actual en Europa occidental ronda el 2%, con márgenes considerables de capacidad ociosa en varios países, la cual desaparecerá rápidamente con las tasas de crecimiento reales previstas en alrededor del 3% para 1995.

En ese punto el crecimiento quedaría limitado por el crecimiento potencial del 2% de la capacidad y sería claramente insuficiente para crear la cantidad de puestos de trabajo necesarios como para lograr una reducción importante del desempleo.

Las empresas, no obstante, sólo ampliarán su capacidad cuando sus fábricas comiencen a llegar a los límites de capacidad, y si esperan un aumento de la demanda que justifique dicha expansión.

El temor a la inflación

La experiencia de los últimos veinte años demuestra que siempre que la producción se acerca a la capacidad total, el incentivo para invertir en expansión se diluye por temor a la inflación y, dado el predominio de la política monetaria en la política macroeconómica, esto "generalmente significa tasas de interés más elevadas y, por lo tanto, una limitación a la búsqueda de inversión y crecimiento".

Las tasas de inflación en Europa occidental -precios al consumidor por debajo del 3% en 1994- y en Estados Unidos -en una fase avanzada del ciclo de recuperación- han permanecido en sus niveles más bajos durante varias décadas, pese a la recuperación de la producción y el aumento pronunciado de los precios de las materias primas.

Y si bien los aumentos de precios son más probables con una capacidad plena de producción, asumir que la inflación se desencadenará nuevamente cuando se llegue a la capacidad total es ignorar los cambios estructurales ocurridos desde la década de los 80, tanto en las economías de mercado como en el mundo en general. También hay que considerar la posibilidad de que las tasas de inflación en baja de los últimos años disminuyan las expectativas inflacionarias entre los asalariados y los fijadores de precios.

Reto para las autoridades

Actualmente, dice la CEPE, las posibilidades de lograr un crecimiento sostenido y equilibrado en Europa occidental son mejores que nunca desde la crisis petrolera de la década del 70. Las exportaciones permitieron una recuperación y la inversión fija parece llevar la delantera en 1995, mientras el consumo privado aumenta, aunque modestamente.

"El reto para las autoridades responsables", comentan los economistas de la CEPE, "es proteger esta oportunidad de los efectos de la inestabilidad de las tasas cambiarias y el pesimismo inflacionario de los 'jugadores' de los mercados financieros".

Fuente: SUNS


 

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