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Trabajo
 
Informe de la OIT

Desreglamentación no es la solución


Mientras arrecia la prédica en pro de la flexibilidad de las normas laborales nacionales e internacionales, la OIT sostiene que el crecimiento del desempleo no puede atribuirse a la rigidez del mercado laboral.



La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe Empleo Mundial 1995 publicado a fines de febrero, cuestionó la opinión actual según la cual la rigidez del mercado laboral es la responsable del creciente desempleo y la solución radica en la desreglamentación de dicho mercado y la reducción de los beneficios del desempleo.

El informe también objeta el reiterado concepto de que la flexibilidad de los mercados laborales en Estados Unidos hizo posible el aumento de fuentes de trabajo. Considera en cambio que las políticas de ese país provocan la reducción salarial y acentúan la desigualdad y la pobreza.

Si bien el informe de la OIT estima posible la reducción de algunas reglamentaciones del mercado laboral para promover el empleo -particularmente de mano de obra no calificada en el Norte- reduciendo las obligaciones no salariales de los empleadores, no cree que la desreglamentación sea una solución para el problema de la desocupación.

El desempleo actual afecta a 820 millones de personas -el 30% de la mano de obra mundial- y es el peor desde la Gran Depresión.

Sustituir el desempleo con reducción salarial

La desreglamentación de los mercados laborales, señala el informe, simplemente sustituye la falta de trabajo con un sector pobre activo, como en Estados Unidos, donde el aumento del empleo ha ido acompañado por el estancamiento o la reducción salarial. La desreglamentación ataca los síntomas y no las causas, dice el informe, ya que los males económicos actuales -como la exacerbación del fenómeno mundial del desempleo- son resultados de la crisis del modelo de Bretton Woods y de los cambios del sistema financiero internacional ocurridos a fines de la década del 80. Estos cambios provocaron una mayor movilidad internacional de capitales, particularmente de inversiones especulativas de capital en mercados de divisas, monedas, futuros de monedas y "derivados".

La OIT también responsabiliza del desempleo a la tendencia deflacionaria de las políticas económicas europeas y a la idea de que nada puede hacerse sobre la creciente falta de empleo tolerando como un fenómeno temporal los crecientes niveles de tasa de desempleo no aceleradora de la inflación, para lograr un crecimiento con baja inflación.

Intervención del Estado

Para el informe, la universalización de la producción y la liberalización del comercio -producto de la Ronda Uruguay- traerán beneficios a largo plazo y un aumento del empleo. Pero tendrán costos a corto plazo en los mercados laborales (en empleo y pérdidas del ingreso) y esto debe resolverse con la intervención directa del Estado para aplicar "medidas de ajuste positivas" en lugar de ajustes defensivos (como en los 70 y los 80 a través del Acuerdo Multifibras, las restricciones voluntarias a las exportaciones y otras medidas por el estilo).

No obstante, señala el informe, sólo algunos países se beneficiaron de la liberalización comercial y la inversión, que incrementaron la desigualdad entre y dentro de los países y también marginaron a gran parte del Africa subsahariana.

Si bien deberían evitarse las fracasadas políticas de la "clásica" sustitución de importaciones (en los países en desarrollo) y sería preferible adoptar políticas orientadas a la exportación, estas últimas no son sinónimo de una economía del laissez faire.

Para la OIT el Estado debe intervenir frecuentemente para corregir las fallas del mercado tanto de productos como de factores para mejorar la eficiencia.

También considera aconsejable dar protección a la industria incipiente -si bien limitada estrictamente a las industrias con ventaja comparativa genuina- y fuertes incentivos a las industrias para mejorar su capacidad.

Nexo entre liberalización del comercio y desempleo

El informe analiza la documentación y los estudios existentes sobre la relación entre la liberalización del comercio (incluida la inversión extranjera directa en el mundo en desarrollo) y el creciente desempleo de la mano de obra no calificada (como en Europa) o la reducción de los ingresos (como en Estados Unidos).

El estudio de Wood, de 1993, encontró una relación entre el aumento de las importaciones del Sur y la menor demanda de trabajadores no calificados en el Norte, mientras que el estudio de Sachs y Shatz, en 1994, vinculó la caída del empleo en Estados Unidos con un mayor porcentaje de trabajadores no calificados así como la prueba de la teoría comercial de Stolper-Samuelson de que una mayor liberalización comercial reduce los ingresos de los factores de producción utilizados de manera relativamente intensa en los bienes importados.

No obstante, otro estudio (de Lawrence y Slaughter) objetó este punto, señalando que de ser así los precios de los bienes manufacturados con uso intensivo de mano de obra no calificada en Estados Unidos deberían haber bajado en comparación con los de mano de obra calificada, siendo que ocurrió lo contrario: la caída de precios de los bienes de alta tecnología.

Estos y otros estudios señalan que los cambios tecnológicos y la informática -que requieren mano de obra calificada- fueron causas del desempleo.

Cualquiera sea el veredicto final sobre este debate, dice la OIT, es poco probable que la culpa de la menor demanda de mano de obra no calificada pueda atribuirse exclusivamente a la penetración de las importaciones y que no haya otros factores en juego.

Las importaciones manufacturadas del Sur representan sólo una parte relativamente pequeña del total de importaciones manufacturadas de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE -aproximadamente un 14% en 1992 y alrededor del 3,8% del PIB- y establece un modesto techo al alcance del posible efecto negativo.

El comercio con el Sur

Continúa la OIT: "Sin embargo, no es infundado concluir que el comercio con el Sur ha sido por lo menos en parte responsable de la pérdida de trabajo no calificado y de la brecha creciente de las diferencias salariales del Norte. Pero esto debe ubicarse a la luz de las ganancias obtenidas como compensación".

No sólo el Sur se benefició con mayores mercados para sus exportaciones y más puestos de trabajo; también el Norte ganó y seguirá haciéndolo con el libre comercio y un crecimiento económico más rápido del Sur. El aumento de las exportaciones del Sur a la OCDE en los últimos veinte años ha ido acompañado de un aumento equivalente de las exportaciones de la OCDE al Sur, e incluso más, la expansión comercial Norte-Sur tuvo un "efecto directo (...) sobre los niveles de vida del Norte".

El libre comercio y la adaptación a la ventaja comparativa aumenta la producción y el bienestar mundial y en el largo plazo tendría escasa repercusión sobre el empleo general del Norte, simplemente reasignando las industrias competitivas de importaciones con mano de obra calificada a industrias y servicios de mano de obra altamente calificada y elevando la calidad promedio de los trabajos y la media de los sueldos.

Pero el problema se da en el período intermedio: ganancias para los trabajadores altamente calificados del Norte y desempleo para los trabajadores poco calificados. La solución no radica en el proteccionismo sino en políticas nacionales apropiadas.

El temor al desempleo:
cuna de la xenofobia

El informe intenta apoyar la iniciativa del director general de la OIT, Michael Hansenne, de relacionar las normas de la OIT con el argumento en favor de un nuevo ímpetu a la cooperación internacional que refuerce las normas laborales básicas.

Esta iniciativa pretende contrarrestar el temor a que la libertad de producción conduzca a la degradación de las normas laborales.

Los motivos centrales de preocupación para los trabajadores del Norte son las fuentes de trabajo, así como el ingreso, el reconocimiento y la participación social que ofrecen. Los temores y problemas generan una profunda ansiedad social y política y son campo fértil para el proteccionismo y las respuestas xenófobas.

"Como a su vez el sentimiento proteccionista suele estar agravado por percepciones de que algunos países obtienen una ventaja competitiva desleal violando normas laborales básicas, el avance en la aplicación universal de esas normas es importante para preservar un sistema económico abierto", dice el informe.

No a la cláusula social

Hansenne sostuvo que la OIT no plantearía el tema de la cláusula social del comercio en la Cumbre Social de Copenhague pues "la comunidad internacional no está madura para adoptarla. Pero el problema sigue sin resolverse y es necesario seguir haciendo estudios", expresó.

En una charla ofrecida recientemente, el académico norteamericano y especialista en política comercial Jagdish Rhagwati sugirió que con frecuencia las propuestas y medidas para establecer una relación entre las normas comerciales y laborales y una cláusula social en los acuerdos comerciales se han hecho sobre la base de que los países en desarrollo serían los demandados, si bien generalmente dichas transgresiones podrían ocurrir en el Norte, y plantea el interrogante de cómo podrían entrar en vigencia las normas a través del comercio contra el Norte.

Señala que los medios de prensa suelen citar los casos de mano de obra infantil en el Sur o la falta de normas de seguridad de una fábrica de Tailandia que fue responsable de un incendio. Pero no mencionan a las víctimas de la planta avícola Tyson Foods en Arkansas (durante el gobierno de Clinton), la aplicación inadecuada o corrupta de normas que habilita el maltrato de los trabajadores inmmigrantes en la agricultura de Estados Unidos -que llega a límites de brutalidad y esclavitud- denunciada incluso en informes especiales de la televisión estadounidenses. O las condiciones de explotación de los trabajadores inmigrantes que perciben salarios por debajo del mínimo en las fábricas de textiles y vestido de Estados Unidos; o el freno a la organización gremial y las huelgas en dicho país, así como las medidas del presidente Reagan contra la huelga de los controladores de tráfico aéreo.

Rhagwati -a quien algunos académicos propusieron como director de la OIT pero fue ignorado por los delegados- lanzó estas interrogantes y cuestionó el "tono moral" de tales debates. Preguntó cómo se pondrían en vigor las normas a través del comercio contra Estados Unidos en estas materias y si las normas debían ser juzgadas por los "resultados",pues menos del 15% de la mano de obra estadounidense está sindicalizada. Los europeos, por ejemplo, que tienen un alto grado de participación de los trabajadores en la formulación de las decisiones, ¿tendrían que penalizar los bienes estadounidenses de fábricas que carecen de democracia?

Desde otra perspectiva

La mejor manera de asegurar buenas normas laborales, sostuvo Rhagwati, sería con actividades educativas dirigidas por ONGs para asegurar un consenso y/o recursos para boicots privados previstos en el derecho nacional e internacional. Tales métodos de persuasión podrían crear un consenso multilateral sobre la legitimidad moral y económica de normas cuidadosamente definidas, aceptadas formalmente por la OIT, que debería ser el centro de tales actividades, y no la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En casos extraordinarios se podría recurrir a los procedimientos internacionales existentes para sanciones multilaterales coercitivas y correctivas contra determinado país, y la suspensión de todos sus derechos comerciales.

Fuente: SUNS


 

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