Indice

 

Medio Ambiente
 
OCDE quiere que el Sur
reduzca los GEI


En un intento por estirar los plazos que obligan a reducir, para fines de esta década, las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados, la OCDE lanza nuevas propuestas.

por Ramesh Jaura


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aboga por un pacto mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que obligaría a los países en desarrollo a participar del plan.

La organización con sede en París, hizo este llamado en una "Carta de la OCDE", divulgada a fines de febrero, en las etapas preliminares de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, a celebrarse en Berlín del 28 de marzo al 7 de abril.

La reunión de Berlín es la primera complementaria de la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) realizada en Rio de Janeiro en junio de 1992. En esa ocasión se sentaron las bases para la lucha mundial contra el efecto invernadero bajo la forma de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Mientras tanto, unos 115 estados, entre ellos los de la Unión Europea, ratificaron la Convención que entró en vigor el 21 de marzo del año pasado.

Emisiones del Norte y del Sur

La Carta de la OCDE argumenta que el objetivo de la Convención sobre Cambio Climático de estabilizar las emisiones de GEI de los países industrializados -25 países miembros de la OCDE, Europea del Este y la ex Unión Soviética- para fines de la década actual en los niveles de 1990, implicará medidas muy costosas.

Por un lado porque, aun cuando los países industrializados lograran estabilizar las emisiones para el año 2000, para el 2050 los niveles de emisiones mundiales anuales seguirían duplicando los de 1990 debido a la creciente actividad económica del resto del mundo.

Por otro, las simulaciones de modelos demuestran que la pérdida con relación al ingreso real mundial es sustancialmente más baja si participan todos los países que si sólo lo hacen los países industrializados.

Además, el alcance de las filtraciones de carbono disminuye cuanto más cantidad de países participen del acuerdo, manifiesta la Carta de la OCDE.

Y agrega que los cambios de política deben hacerse a la luz de "la posibilidad concreta de que un aumento ilimitado de emisiones de GEI tendrá graves consecuencias, y muchos de los probables efectos del cambio climático son irreversibles".

Estirar los plazos

Con este panorama de fondo, la Secretaría de la OCDE espera que la reunión de Berlín prepare el camino para varios años de negociaciones sobre metas y calendarios de compromisos futuros por parte de los países industrializados, métodos de lograr la reducción de emisiones de GEI y discusiones sobre un posible aumento de la participación de los países en desarrollo.

Un nuevo aporte a este proceso de negociación, señala la Carta, es un informe de la OCDE a los gobiernos, que acaba de ser publicado en forma de libro: "Global Warning: Economic Dimensions and Policy Responses" (Alerta mundial: dimensiones económicas y respuestas normativas).

Normativa de bajo costo e investigación privada

Un primer paso incuestionable en un enfoque normativo amplio y eficiente, según analistas de la OCDE, es la explotación del "potencial normativo de bajo costo", es decir la aplicación de todas las medidas que reducirán las emisiones de GEI prácticamente con una pérdida escasa o nula de la producción.

Existen actualmente reglamentaciones ineficientes e imperfecciones y barreras "naturales" del mercado, así como información inadecuada. Para compensar en parte o totalmente estas fallas del mercado, los gobiernos, dice la OCDE, pueden ofrecer información pertinente sobre medidas rentables para ahorrar energía y -en algunos casos- fijar normas de eficiencia.

Debido a que la incertidumbre complica en gran medida la formulación de una política en esta área, la inversión en investigación y desarrollo para reducir esta incertidumbre contribuiría a dicha formulación, expresa la carta.

La Secretaría de la OCDE concluye que en la medida en que la investigación necesaria para desarrollar nuevas tecnologías tendientes a elevar la eficiencia del uso de energía y/o crear fuentes de energía sin carbono o con carbono neutral es básicamente similar a otras investigaciones aplicadas industriales, debe ser llevada a cabo por el sector privado.

"Sólo en la medida en que los beneficios sociales no hayan sido -o podido ser- cubiertos por las empresas contables, los analistas de la OCDE consideran que tal vez en este campo esté justificado el apoyo del gobierno, señala la Carta de la OCDE.

Acuerdo entre "grandes emisores"

La adopción de sistemas mundiales, como un impuesto común al carbono o cuotas negociables de emisión, exigiría negociaciones multilaterales sustanciales entre los países, para resolver no sólo los temas de equidad involucrados sino también asuntos de aplicación, monitoreo y control.

Esas negociaciones, que implican temas delicados de soberanía nacional, se tornarán más complicados cuantas más partes participen.

Sería, por tanto, más fácil llegar a un acuerdo entre un subgrupo de países, lo que constituiría un gran paso hacia un acuerdo mundial si este subgrupo representara una proporción suficientemente elevada de las emisiones del mundo como para asegurar la eficacia de la normativa mundial.

Para empezar, la OCDE quiere que el acuerdo se limite a un reducido grupo de "grandes emisores", incluidos los países industrializados, China e India, que juntos representaban en 1990 el 84% de las emisiones mundiales y que está previsto que a mediados del próximo siglo representen el 75%.

Fuente: SUNS/IPS


 

  ediciones anteriores búsquedas suscripciones
 
acerca del TME


  Red del Tercer Mundo Revista del Sur