Desarrollo
 

Portal de Desarrollo Global del Banco Mundial

Conocimiento, poder y banca

La iniciativa en Internet del Banco Mundial -el Portal de Desarrollo Global (Development Gateway)- provocará mayor centralización de la información en manos de los gigantes financieros. De ahí que sea necesario buscar las fuentes de conocimiento en materia de desarrollo que ofrezcan una alternativa progresista a los últimos intentos del organismo multilateral por lograr un férreo control.

Por Raj Patel

"El conocimiento es poder" no es un mero eslogan posmoderno. Es una máxima de supervivencia para el capital internacional. ¿Quieren pruebas? El Banco Mundial lanzará un prototipo de sitio Web que demuestra que su objetivo es controlar al Tercer Mundo controlando qué es o no es pensamiento oficial.

Esto tiene importantes consecuencias en el mundo real. No es un sitio Web común. Lo que dice el Banco Mundial importa quizá más que lo que dicen los periódicos o revistas. Como principal prestamista de la mayoría de consorcios de donantes de los países en desarrollo, el Banco determina el flujo de vastas sumas de dinero, no solamente el suyo propio sino también el de los programas de ayuda financiados por los contribuyentes del Norte.

El Banco Mundial ha logrado esta predominancia presentándose como la institución con más experiencia, profesionalismo y conocimiento sobre desarrollo internacional. Ha alcanzado esta posición a través de una ofensiva multimillonaria para acaparar el mercado de "investigación" de países en desarrollo. A través de sucesivas reiteraciones en la producción de conocimiento, mediante el envío de huestes de consultores en "misiones" a los países en desarrollo, y contando con la atrofia de los presupuestos nacionales para el desarrollo, el Banco Mundial se ubica como el primero entre sus pares de la comunidad capitalista internacional para el desarrollo. Es una posición donde su dinero habla, y habla de dinero.

El Portal de Desarrollo Global (Development Gateway) del Banco Mundial <developmentgateway.org> es el arma más moderna de su arsenal. Es un portal multimillonario cuyo objetivo es, según dice su plan comercial, "resolver problemas de desarrollo compartiendo información de alta calidad de fuentes locales y nacionales, adaptadas a las necesidades de los usuarios por tema y por comunidad". Para ser justos, algunos problemas se resolverán por el sitio. En el mundo del desarrollo internacional, suele ser difícil averiguar en qué están las diferentes agencias para el desarrollo. El sitio tendrá una base de datos sobre proyectos de agencias para el desarrollo que será útil para aquellos de países desarrollados o en desarrollo con acceso a Internet que deseen monitorear las actividades a menudo controvertidas de esos organismos. También habrá una minilibrería de tipo Amazon.com para quienes no puedan conseguir libros en una librería del lugar, y noticias ofrecidas por ese fondo de información sobre el desarrollo proveniente de grupos de base: el Financial Times.

Si esto fuera todo lo que el Banco pretendiera hacer, el sitio sería un agregado relativamente útil a la fiebre actual de portales de información sobre el desarrollo en Internet. Pero la cosa empeora. La pieza central del sitio es una sección editada de 140 foros de política, monitoreada por "guías temáticas" cuya tarea será llevarse los mejores bocados de información en su especialidad, siguiendo criterios de calidad oscuramente definidos, y presentarlos al público. Es esta tentativa de ofrecer un sitio unívoco y estrictamente vigilado de "conocimiento para el desarrollo" lo que ha causado gran consternación entre investigadores y activistas independientes.

El problema comienza con los supuestos del proyecto. En una nota crítica del proyecto, Lyla Mehta, del Instituto de Estudios para el Desarrollo, de Sussex, señala que "el conocimiento para el desarrollo" está definido desde el inicio como algo que los pobres no tienen. Eso no sólo legitima la intervención burocrática en nuevas áreas relativas a las vidas de los pobres sino que coloca al conocimiento de los sectores pobres en una posición de inferioridad, negándole la posibilidad de su aplicación general.

Un poco de historia

La idea de una institución que controle el conocimiento para legitimar una agenda política y someter a los pobres no es nueva. He aquí una cita del presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, en un discurso durante la reunión anual de 1996 del organismo multilateral: "El conocimiento es como la luz. Es ingrávido e intangible, puede atravesar fácilmente el mundo, iluminar las vidas de la gente en todos lados. Y sin embargo, millones de personas todavía viven en la oscuridad de la pobreza, innecesariamente (...). Los países pobres –y la gente pobre- difieren de los ricos no sólo porque tienen menos capital sino porque tienen menos conocimiento".

"El paralelismo con el primer capítulo del Evangelio según San Juan es llamativo", dice Mehta. Es una comparación muy apropiada. En su control casi monopólico del conocimiento, el dinero y el gobierno, el Evangelio del Banco Mundial en los países en desarrollo tiene como predecesor al trabajo de la Iglesia Católica en la Europa moderna de la época colonialista. No por nada al envío de un batallón de consultores de la oficina central se le llama "misión". La idea de una "sociedad de la información" no es tan nueva como sus fervientes adherentes querrían creer; el uso de "información" para sojuzgar y controlar tiene una historia larga y sangrienta.

Pero la tecnología ha cambiado, y con el cambio del púlpito a la red, también lo han hecho las tácticas de gestión del conocimiento. Un funcionario de la Organización Mundial de Comercio (OMC) dijo, en vísperas de la Batalla de Seattle, que la confrontación entre el capitalismo y sus disidentes se había perdido no en las calles o en el centro de conferencias sino en Internet. Y fue en la reunión ministerial de la OMC en Seattle que se rumoreó que Wolfensohn se reunió con Bill Gates, y cuando se gestó la idea de un "portal de conocimiento sobre el desarrollo".

Si esto fue o no verdad no importa mucho ya que los paralelismos entre ambos son ilustrativos. A la hora de escribir este artículo, Microsoft fue encontrado culpable de realizar prácticas monopólicas. Es una acusación que, con cierta precisión, puede caberle al Banco Mundial. El mercado del conocimiento en Internet no es gratis, aun cuando los costos para acceder al mismo sean relativamente bajos para ciertos consumidores del Norte. Los abastecedores no pueden entrar como quieran, y algunos proveedores –en especial el Banco Mundial- dominan por completo el mercado.

Algunos argumentan que si el sitio del Banco Mundial no es bueno, la gente simplemente no lo utilizará. No obstante, los consumidores del conocimiento que navegan en la red no necesariamente están perfectamente informados. El Banco invierte mucho tiempo y dinero en dar a sus productos el aspecto de imparcialidad, y es difícil distinguir la utilidad genuina de la maraña verborrágica. Para oscurecer más todo eso, se contrata a destacados académicos para producir conocimiento con la marca de fábrica del Banco Mundial. No obstante, los productos de este proceso son diferentes de los materiales de publicaciones académicas convencionales; hay sólo una mínima parte de la producción del Banco que es sometida a la revisión de pares. A pesar de esta enorme carencia, la marca del Banco ha tenido mucho éxito y en los últimos 20 años se ha convertido en la autoridad más ampliamente citada en materia de temas de desarrollo.

Alex Wilks, del Proyecto Bretton Woods, argumenta que esta imparcialidad es falsa: "El Banco Mundial nunca ha sido un agente del conocimiento neutral, siempre ha estado influenciado por estrechas ideologías económicas y por las opiniones de los gobiernos poderosos que lo dirigen. Su nuevo sitio parece ser equilibrado e independiente, pero su estructura, enfoque editorial y forma de gobierno nuevamente se inclinan contra quienes cuestionan las opiniones ortodoxas. El portal dará al Banco Mundial y a sus aliados la oportunidad de consolidar aún más sus posiciones, y podría dañar el crecimiento de una serie de sitios Web sobre el tema de la pobreza que sean genuinamente pluralistas".

Algunas pruebas

Como ocurre en todos los casos en que hay un control férreo, la apariencia de objetividad es vital para el Portal de Desarrollo Global. Y la promulga tanto en su estructura como en su contenido. Estructuralmente, el portal será dirigido por una Fundación independiente del Banco. Eso es verdad, técnicamente. Pero recordemos que se han dado a conocer muy pocos detalles concretos sobre la constitución del Directorio de esta Fundación. "La única manera segura de conseguirlos es aportar cinco millones de dólares para convertirse en miembro fundador", dice Wilks. Hay rumores de que el Directorio comprenderá el Banco, dos compañías del sector privado, cuatro o más gobiernos y una pareja de representantes de la sociedad civil, si bien sigue quedando poco claro a quién y a cuantos representarán y sobre qué bases. En todo caso, cuando el Banco ya haya adoptado las decisiones claves en materia de estructura y funcionamiento, y cuando el Banco tenga un sitio en el directorio de su organismo, tal vez no sea disparatado pensar que este organismo tendrá la libertad de un sistema de relojería.

El Banco Mundial también se propone democratizar el proceso de generación y divulgación del conocimiento a través de un sistema de calificación interactivo. Se invita a los usuarios a calificar cuán útil es determinada información, y esos votos se registran en línea para futuros usuarios. Esto, lamentablemente, no se parece a la democracia. La tecnología esconde una comunidad encerrada social y económicamente en un portal, en el cual las que más se hacen oír son las voces de aquellos suficientemente privilegiados como para tener acceso a Internet. Menos del 30 por ciento de los usuarios del sitio existente del Banco Mundial provienen de fuera de Estados Unidos, mientras que se silencia la voz de los opositores y los pobres. "Al final dará mayor importancia a quienes no tienen problema en hacerse oír", dice Wilks.

Algunos problemas

Aun cuando el sitio no ha sido lanzado aún, ya está en problemas. Por ejemplo, ha habido exclusiones. Es instructivo seleccionar la sección comentarios del sitio y buscar los envíos de Vanessa von Struensee. La suya es una larga correspondencia con los editores de una de las secciones, en la cual rechazaron su informe sobre comisiones de la verdad. Si esa es la respuesta a una catedrática de Derecho que pide que le permitan enviar una contribución perfectamente razonable, antes de que se inaugure oficialmente el sitio, hay motivos para preocuparse por la centralización y el control del conocimiento.

La creación del Portal de Desarrollo Global no ha seguido siquiera las directrices habituales de operaciones del Banco Mundial. En una apelación ante el Departamento de Investigación de Fraudes y Corrupción, del Banco, dos activistas uruguayos –Roberto Bissio, secretario para América Latina de la Red del Tercer Mundo y coordinador de Control Ciudadano/Social Watch, y Carlos Abin, director del Instituto del Tercer Mundo- acusaron al Banco Mundial de hacer un uso indebido y dispendioso de fondos, e "incluso fraude y engaño de la opinión pública". Señalan que nadie, salvo los más altos jerarcas del Banco Mundial, desea el sitio; ningún beneficiario lo ha pedido y en consultas en África y América Latina, la sociedad civil ha rechazado el portal y ha formulado críticas que han sido convenientemente ignoradas. Gastar siete millones de dólares en un proyecto de relaciones públicas con fondos supuestamente destinados a ayudar a los pobres es realmente un fraude muy grueso.

Es por eso que varios académicos, investigadores, docentes, políticos y otros "trabajadores del conocimiento" han prometido no usar el portal. Algunos han comparado el rechazo al Portal de Desarrollo Global con el Buecherverbrennung nazi de 1933 en que se incineraron libros no arios por inaceptables. La comparación es desafortunada. Negarse a conferir legitimidad al proyecto del Banco Mundial con un acto de no participación es resistir al totalitarismo. Susan George, escritora y activista en Europa, fue una de las primeras en firmar la reciente declaración de boicot a la iniciativa del Banco Mundial. Su objeción es: "Si pueden ocupar la mente, no tienen que preocuparse del resto. La gente no podrá siquiera hacer las preguntas correctas, mucho menos dar las respuestas. La sistematización del conocimiento conforme a los criterios de la clase dominante es una constante en la historia de la lucha por un cambio". Si hay alguien culpable de antiintelectualismo y estrechez mental, es el Banco Mundial, no los que se oponen a este proyecto.

El sitio del Banco Mundial está dirigido a los trabajadores del conocimiento; como tales, tenemos mucho más poder del que creemos. Rechazar el sitio enfrenta al Banco en sus propios términos, negándose a cooperar con sus espejitos de colores que luego dejan a uno atrapado en su estilo republicano. Hay alternativas, y dado el escaso tiempo y recursos de los que disponemos, estaremos mejor siguiendo un proceso de "ruptura constructiva", para utilizar una frase de la Red de Solidaridad de los Pueblos Africanos (SAPSN).

Esta declaración no es el equivalente cibernético de la quema de libros. Es un voto de confianza a las alternativas. Ya hay buenos portales de conocimiento sobre el desarrollo en Internet. Znet, A-infos e Indymedia son algunos de los más destacados en idioma inglés. Es nuestra responsabilidad utilizarlos. En una época en que las fuerzas del capital internacional pretenden sofocar cualquier pensamiento sobre formas de vida diferentes, luchar por el espacio de pensar alternativas es un acto revolucionario.

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Por más información sobre el Portal de Desarrollo Global (Development Gateway), incluida la apelación anticorrupción, visite <www.brettonwoodsproject.org/topic/knowledgebank/>. Para firmar la Declaración, visite <voiceoftheturtle.org/gateway> o envíe un correo electrónico a gateway@voiceoftheturtle.org con su nombre y organización en la línea de tema (si bien la firma de la declaración es a título personal y de ninguna manera implica una adhesión institucional).

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Raj Patel, ex investigador del Banco Mundial, es coeditor de The Voice of the Turtle <www.voiceoftheturtle.org>. Está radicado en Zimbabwe, donde realiza una investigación sobre género y resistencia a la liberalización económica, para un doctorado en la Universidad Cornell. Este artículo apareció por primera vez en SEATINI Bulletin (Vol. 4, Nº 14, 31 de julio de 2001), una publicación producida por International South Group Network, con sede en Harare.


 

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