Comercio
 

Nueva ronda de negociaciones de la OMC

Visión caribeña de la campaña de Moore

En una reunión con los ministros de Comercio del Caribe, el director general de la OMC, Mike Moore, intentó conseguir el apoyo de los participantes para lanzar una nueva ronda de negociaciones en la próxima Conferencia Ministerial, que tendrá lugar en noviembre en Doha. El autor, ministro de Comercio Exterior de Guyana, quien participó de la discusión, resume lo ocurrido y explica qué es lo que inquieta a los países en desarrollo respecto de la nueva ronda de negociaciones.

Por Clement J. Rohee

Los ministros de Comercio Exterior de los países que integran la Comunidad del Caribe (CARICOM) se reunieron a mediados de este año en Montego Bay, Jamaica, con Mike Moore, el hombre que ocupa el cargo más alto en la institución más poderosa del mundo, la Organización Mundial de Comercio (OMC). Durante dos días, los ministros discutieron con Moore y sus principales asistentes en la dirección de la OMC, una entidad que, por un lado, es vista por muchos millones de personas como una amenaza para su vida cotidiana y, por otro, es vista por los gobiernos como la custodia de la liberalización comercial y como vehículo para el proceso de globalización.

Los jefes de gobierno de CARICOM se habían mostrado de acuerdo con Moore cuando éste propuso organizar este encuentro, en la reunión realizada en Barbados a principios del año pasado. Los gobernantes sostuvieron que podía ser útil que sus ministros de Comercio se encontraran con Moore y sus principales asistentes a fin de dialogar sobre diversos temas, desde las perspectivas de lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones comerciales entre los países miembros de la OMC, hasta la preocupación de las pequeñas economías acerca de si podrán entrar dentro del grupo de economías pequeñas y vulnerables que recibirán trato especial y diferenciado.

Los ministros de CARICOM estaban en lo cierto. La reunión constituyó un ejercicio útil y se convocó en el momento adecuado.

Objetivo único

Moore vino a vernos con un único objetivo en mente: convencer a los ministros de Comercio de CARICOM de la necesidad de lanzar una nueva ronda en Doha, ciudad anfitriona de la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC, que se realizará en noviembre de este año.

El fracaso de Seattle se debió a que los países miembros de la OMC no habían acordado lanzar una nueva ronda de negociaciones antes de convocar la Tercera Conferencia Ministerial para diciembre de 1999 en Seattle. La situación se complicó aún más por las protestas de los grupos de activistas contrarios a la globalización.

Al concluir la Ronda Uruguay de negociaciones, bajo el (ex) Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), y luego de firmarse el Acuerdo de Marrakech en abril de 1994, por el cual se fundó la OMC, no se llevaron a cabo nuevas negociaciones sobre ningún tema nuevo. Sin embargo, una Conferencia de Ministros de Comercio realizada en Singapur en diciembre de 1996 había servido para establecer acuerdos acerca de varios temas que debían ser examinados por los funcionarios y Ministerios de Comercio.

Durante la reunión de Singapur, las aguas quedaron divididas. Los países más industrializados de la OMC querían abrir las negociaciones con una nueva lista de temas y lanzar una nueva ronda de negociaciones. Los "nuevos asuntos", que se conocen con el nombre de "temas de Singapur", eran: inversión, competencia, contratación pública y promoción comercial.

Por otro lado, los países en desarrollo mantuvieron su negativa a comenzar una nueva ronda de negociaciones y siguieron presionando para que la discusión fuera por dos carriles diferentes, el primero de los cuales corresponde a lo que se ha dado en llamar la "agenda ya planeada", que incluye temas como agricultura, servicios, medidas de inversión relacionadas con el comercio (TRIMs) y aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (TRIPs).

Para ellos, la pregunta clave es: ¿por qué lanzar una nueva ronda cuando los "temas de aplicación" no han sido resueltos en su favor? Las cuestiones de aplicación que el Sur pide sean tratadas incluyen los Acuerdos sobre TRIPs y TRIMs, subsidios y medidas de contralor, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, asuntos internacionales y trato especial y diferenciado.

Este es el motivo del viaje de Mike Moore por el mundo, en busca de apoyo para evitar que se repita lo ocurrido en Seattle.

Mientras tanto, en Ginebra, donde se encuentra la sede de la OMC, se llevan a cabo intensas discusiones en diversos frentes. En primer lugar, están las "discusiones mandatadas" sobre agricultura y servicios, que ya están teniendo lugar. Guyana participa de estas discusiones a través del Mecanismo Caribeño de Negociación Regional (RNM, por su sigla en inglés) y ha contribuido en la elaboración del documento de CARICOM sobre negociaciones en agricultura y servicios. En la última reunión del Consejo sobre Comercio y Desarrollo Económico de CARICOM, la RNM y el Subcomité del Primer Ministro sobre Negociaciones Externas, el gobierno de Guyana realizó una serie de importantes contribuciones a fin de fortalecer y afinar la postura de la región para negociar, en particular sobre agricultura.

En segundo lugar, en Ginebra se llevan a cabo actualmente consultas acerca de la figura, la forma y el modo que deberá tener la agenda para la Conferencia Ministerial de Doha. Una de las cuestiones clave a considerar es si la agenda debería ser lo suficientemente amplia como para incluir una mezcla de temas que han sido adelantados tanto por los países en desarrollo como por los industrializados. Si esto sucediera significaría incluir en la agenda algunos de los "problemas de aplicación" que reclaman los países del Sur, así como parte de los "puntos nuevos" que exigen los del Norte.

En su búsqueda de apoyo para este enfoque, Moore desea que una agenda así sirva para lanzar una nueva ronda de negociaciones. En alusión a esto, Moore propuso: "Debemos lanzar una nueva ronda más amplia de negociaciones. Queremos que la agenda de negociaciones abarque algo más que agricultura y servicios". Pero luego, siguió con su mensaje político al declarar: "Necesitamos una agenda más amplia porque eso creará espacio político".

La respuesta de CARICOM

Nuestra respuesta a Moore tuvo dos partes: una es que los miembros de CARICOM no nos oponemos de manera inexorable a una nueva ronda de negociaciones, sino que no estamos convencidos de la necesidad de semejante cosa; y la otra es que, desde ahora y hasta la Conferencia de Qatar, CARICOM seguirá examinando cuidadosamente los argumentos de manera de decidir si es seguro que se ampliará la agenda actual de negociaciones y si eso revestiría algún interés para nosotros.

Queda claro que el "espacio político" que reclama Moore implica, de hecho, un compromiso de nuestra parte, dadas las crecientes presiones que ejerce actualmente el mundo industrializado a favor de una nueva ronda de negociaciones. Sin embargo, Moore se mostró plenamente consciente de la posición adoptada por los diversos representantes del mundo en desarrollo. Por lo tanto, la pregunta clave que él tenía que responder era: ¿compromiso respecto de qué y a costa de quién?

Así es como Moore planteó su pregunta: "¿Ustedes creen que pueden obtener algo más de este sistema actual o que se podrá sacar mejor partido de negociaciones más amplias, con una agenda equilibrada?"

En lo que concierne a CARICOM y a la mayoría de los países en desarrollo, quienes deben asumir compromisos son los países industrializados, teniendo en cuenta que lo que prometieron hace seis años -firmar los Acuerdos de la OMC- aún no lo han cumplido. Y, en todo caso, los países como el nuestro obtienen escasos beneficios del "sistema actual".

Trato especial y diferenciado

Casualmente, en el GATT hay cerca de 147 referencias al trato especial y diferenciado para los países en desarrollo que firmaron el Acuerdo. Pero la realidad es que se han aplicado pocas de esas medidas. Y para complicar las cosas, no hay consenso entre los miembros de la OMC acerca de cómo volver operativas las referencias a dicho trato especial.

Parece que este es un asunto más político que técnico, que debe ser tratado por los países miembros de la OMC en forma colectiva.

La preocupación de CARICOM, sin embargo, es que cuando los países industrializados –que se interesan por uno u otro tema acuciante para los países en desarrollo- toman medidas que tienden a reflejar un trato especial y diferenciado, otros miembros de la OMC protestan porque los beneficios no los alcanzan. El asunto se convierte entonces en un tema de controversia y termina planteándose ante el mecanismo de solución de diferencias de la OMC.

Esta es precisamente la experiencia que tuvimos con la OMC por el acuerdo de asociación entre ACP (países de Africa, Caribe y Pacífico) y la Unión Europea, que otorga un acceso preferencial al mercado europeo a varios productos básicos exportados de ACP. Cuando surgió el acuerdo, numerosos países de fuera de ACP se indignaron por la naturaleza "discriminatoria" del Acuerdo de Cotonou.

La iniciativa "Todo menos armas", formulada por la Unión Europea para ayudar a los países menos adelantados del Grupo ACP, así como a otros que no pertenecen al mismo, tiene como objetivo permitir que los países menos adelantados exporten todos sus productos –menos armas- al mercado europeo sin pagar impuestos. Se trata de un intento de la Unión Europea de ayudar a los más pobres. Al mismo tiempo, la iniciativa "Todo menos armas" tiene por objetivo extender el área de cobertura de los países en desarrollo, los países menos adelantados y demás.

Poco importa que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, quien también está a favor de una nueva ronda de negociaciones, haya dado apoyo político a la iniciativa "Todo menos armas" cuando llamó a otros países industrializados, en particular Estados Unidos, Japón y Canadá, a "seguir a la Unión Europea sin cláusulas restrictivas y sin reservas".

De hecho, lo que está ocurriendo es un enfoque coordinado entre actores claves a fin de lograr que la mayor cantidad posible de patrocinadores del mundo industrializado y de los países en desarrollo apoyen el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones comerciales de la OMC, pero aprovechando la iniciativa "Todo menos armas", el alivio de la deuda y otras ayudas como máscara.

En lugar de ayudar a países como Guyana, la iniciativa "Todo menos armas" servirá sólo para complicar aún más las cosas en el largo plazo. El acceso preferencial al mercado para los productos centrales que hoy exportamos a Europa tendrá que competir con productos similares de países como Bangladesh. Y lo mismo sucederá con el trato especial y diferenciado.

Guyana, junto con el resto del mundo en desarrollo, se opone a cualquier sugerencia de que el trato especial y diferenciado del sistema de comercio mundial debería funcionar sólo a favor de los países menos adelantados y en detrimento de los que no entran en esa categoría, en particular los que figuran en la lista de Países Pobres Muy Endeudados.

Tampoco estamos de acuerdo con la opinión de que el trato especial y diferenciado debería interpretarse restringidamente, es decir, sólo como extensiones del plazo que tienen los países en desarrollo para poder cumplir con las normas de comercio multilateral. Para nosotros, es de crucial importancia que aumente el acceso de nuestros productos al mercado en base al Sistema Generalizado de Preferencias.

Los países en desarrollo están muy preocupados por la falta de progreso con relación a la aplicación de lo prometido por los países industrializados, que habían asegurado que abrirían sus mercados y permitirían un mayor acceso a los países en desarrollo. Sin embargo, los productos del sector de agricultura, textiles y servicios, que para el Sur constituyen un interés central, no han podido acceder al mercado europeo, que sigue muy protegido en esas áreas.

Según Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, algunos aranceles en dichas áreas ascienden a más de 200 y 300 por ciento, mientras que los subsidios que brindan los países industrializados a sus propios productores fueron de 275.000 millones de dólares entre 1986 y 1988, y llegaron a los 321.000 millones en 1999.

Ahora se admite incluso que los TRIPs y los TRIMs de la OMC están causando graves problemas en los países en desarrollo.

Dado estos antecedentes, no sorprendió el hecho de que la pregunta central del diálogo entre Moore y los ministros de Comercio Exterior de CARICOM fuera: ¿por qué deberíamos aceptar una nueva ronda de negociaciones comerciales si los países industrializados no han cumplido con sus promesas? La respuesta de Moore fue que deberíamos mirar este asunto desde una "perspectiva más amplia" y planteó lo que, según él, son tres argumentos a favor del lanzamiento de una nueva ronda.

Al reducir un tercio los obstáculos comerciales para la agricultura, la industria y los servicios, la economía mundial se vería beneficiada con 613.000 millones de dólares extra. Y si se eliminaran del todo las barreras comerciales, la economía mundial recibiría 1.900 billones de dólares. Si se abre aún más el comercio en agricultura, los países en desarrollo podrían recibir el triple del total que actualmente se destina a Asistencia para el Desarrollo Exterior.

Aparte del argumento económico a favor del lanzamiento de una nueva ronda, Moore presentó argumentos que él llama históricos y de desarrollo. Todo suena bastante convincente, pero al mismo tiempo plantea ideales inalcanzables para algún momento del futuro.

Le dijimos a Moore que nuestras inquietudes se refieren tanto al presente como al futuro. Le volvimos a pedir que se tomen medidas para restaurar la confianza, que los países industrializados deberían haber adoptado hace seis años como base para lanzar una nueva ronda de negociaciones. Su respuesta fue: "el ingrediente que falta es la voluntad política de los miembros para asumir el compromiso. Encontrarlo exigirá valor y dedicación".

Con esta declaración, Moore estableció que la responsabilidad es de ambas partes: de los países en desarrollo, por mantenerse apegados a los asuntos de aplicación; de los países industrializados, por insistir en lanzar una nueva ronda de negociaciones con temas nuevos.

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Clement J. Rohee es ministro de Comercio Exterior y Cooperación Internacional de Guyana. Una versión completa de este artículo se publicó en el Sunday Chronicle de Guyana, el 8 de julio de 2001.


 

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