Comercio
 

Brasil-Canadá

Segundo grupo especial sobre subvenciones a aeronaves brasileñas

El Órgano de Solución de Diferencias de la Organización Mundial de Comercio (OMC) recogió el reclamo de Canadá de establecer un grupo especial para estudiar el programa revisado de financiación de las exportaciones de aeronaves de Brasil y su observancia de las resoluciones anteriores del grupo especial.

Por Chakravarthi Raghavan

El Grupo Especial del párrafo 5 del artículo 21 que entendía en la controversia adoptó la resolución de que los pagos relativos a las exportaciones de aeronaves regionales en el marco del plan de equiparación de los tipos de interés del Proex constituían subvenciones a la exportación incompatibles con las obligaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC). A continuación, Canadá obtuvo la autorización de que Brasil debía otorgarle concesiones equivalentes por un valor de 344,2 millones de dólares canadienses al año. Si bien todavía no ha hecho uso de esa represalia comercial, continúa insistiendo en su derecho a hacerlo en cualquier momento.

Mientras tanto, en diciembre de 2000, Brasil anunció que había introducido cambios importantes a su esquema Proex para cumplir con su obligación. No obstante, ante Canadá argumentó que todavía no se habían concretado las resoluciones.

La controversia entre ambas partes se ha visto enturbiada aún más por la actitud de Canadá, quien anunció que tomaría "represalias" contra el fabricante de aeronaves brasileñas, Embraer, y amenazó con prohibir las importaciones de carne vacuna brasileña con el argumento del principio precautorio para salvaguardar la salud pública ante la posibilidad de que fuera transmisora de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), la enfermedad de la vaca loca.

Canadá rechazó la opinión de Brasil de que en términos del Artículo 4 del Entendimiento de Solución de Diferencias debían celebrarse "consultas" entre ambas partes antes de recurrir a un Grupo Especial del párrafo 5 del artículo 21. La opinión de Brasil sobre la necesidad de consultas previas fue respaldada por la Unión Europea y parcialmente por Malasia, quien consideró que si bien no se aplicaban las consultas requeridas conforme al artículo 4, igualmente había necesidad de cierto tipo de consultas. Malasia citó al respecto el caso de camarones y tortugas, en el que, antes de recurrir a un Grupo Especial del párrafo 5 del artículo 21 contra Estados Unidos, había mantenido consultas con dicho país.

El embajador de Canadá, Sergio Marchi, expresó que si bien Brasil había argumentado reiteradamente que la última versión de su programa Proex era compatible con la OMC, le correspondía al Grupo Especial del párrafo 5 del artículo 21 decidirlo. Pero el pedido de un nuevo grupo para evaluar el cumplimiento del último proyecto revisado, insistió Marchi, de ninguna manera impedía los derechos legales de Canadá a imponer sanciones ya autorizadas.

El embajador de Brasil, Celso Amorim, dijo que era esencial celebrar consultas previas y que lamentaba que Canadá se hubiera negado a ello. Sobre la base de la decisión unilateral de incumplimiento por parte de Brasil, Canadá había buscado autorización para adoptar represalias, aún cuando las dos partes estaban celebrando consultas para llegar a una solución de mutuo acuerdo en torno a los "viejos" contratos.

Por otro lado, aún cuando todavía faltaba estudiar el Proex revisado, Canadá había anunciado que tomaría "represalias" contra el fabricante brasileño de aeronaves en las transacciones internacionales. Tal medida no había sido autorizada por el Órgano de Solución de Diferencias. Y a eso se sumaba la prohibición del ingreso de productos cárnicos de Brasil por supuestos motivos sanitarios y fitosanitarios.

Independientemente de lo que creyera el gobierno de Brasil, declaró Amorim, la opinión pública había establecido un vínculo claro entre la veda a la compra de carne y la controversia por las aeronaves. Nadie en su país, afirmó, creía que se trataba de una coincidencia desafortunada.

También era la opinión que parecía prevalecer en Canadá, donde "los propios funcionarios de salud canadienses denunciaron la falta de bases científicas para la medida y la conexión mal disfrazada entre la veda y la controversia por las aeronaves", declaró Amorim. Similar opinión de parte de representantes del sector privado, académico y político quedó reflejada en la prensa de Canadá.

Brasil aceptó recibir la visita de un equipo de expertos canadienses y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), como una actitud que ofrecía a Canadá la oportunidad de retirar esas medidas arbitrarias sin demora. "La medida de Canadá causó grandes perjuicios a la economía brasileña en general y a los exportadores de carne en particular", declaró Amorim. "Esta es una situación que no puede ser tomada a la ligera. Brasil se reserva todos sus derechos conforme a los acuerdos de la OMC", en especial el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias.

"Consecuencias impredecibles"

Amorim se preguntaba "qué busca Canadá, quien, después de haber adoptado determinaciones y medidas unilaterales de tal magnitud, procura recurrir a los procedimientos de la solución de controversias. ¿Busca más caminos aún para perjudicar el comercio bilateral o intenta legitimar ex post la acción irresponsable e injustificada que ha tomado?"

En respuesta, el enviado canadiense insistió en que la veda a la carne brasileña fue una "medida prudente y razonable" para proteger a los canadienses del riesgo de la EEB. Canadá había tenido la política de no aceptar ciertos productos de animales tales como carne vacuna a menos que hubiera reconocido que ese país estaba libre de EEB. Marchi dijo que el 16 de abril de 1998 su país había sometido a la OMC una notificación formal de su política sobre la EEB.

Pero la política canadiense de prohibición de importaciones de productos con proteína animal de países no reconocidos por Canadá como libres de EEB fue notificada a la OMC el 31 de enero y aduce basarse en una decisión del 7 de diciembre de la Agencia de Inspección Alimenticia Canadiense (CFIA). La notificación a la OMC decía que antes de que la CFIA reconociera a un país como libre de EEB, el país exportador debía completar un cuestionario sobre sanidad animal y realizar una evaluación de riesgo. Los expertos en salud señalan que no hay forma de que el ganado vivo pueda ser juzgado como contaminado o libre de EEB, ya que las pruebas sólo pueden hacerse sobre los cadáveres.

Según Marchi, Canadá había notificado a Brasil su nueva política sobre la EEB y había enviado un cuestionario para evaluar su condición. No obstante, Brasil no había suministrado la información necesaria para que la CFIA pudiera llevar a cabo la evaluación. Marchi señaló que había un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) del 25 de enero sobre la posibilidad de que la EEB se hubiera esparcido fuera de Europa, a lo que se agregaban informes de que Brasil había iniciado una auditoría a las importaciones de animales vivos procedentes de países infectados con EEB. Brasil había realizado importaciones de Europa desde 1999. Ambos factores habían sido decisivos para la resolución de la CFIA, dijo Marchi.

La CFIA actuaba en un contexto trilateral más amplio de cooperación con contrapartes de Estados Unidos y México dentro de un programa técnico consultivo con miembros del TLCAN. Formó así un equipo tripartita de científicos canadienses y funcionarios estadounidenses y mexicanos, el cual evaluó las prácticas de alimentación y procesamiento, así como de importación y procesos de supervisión y laboratorio en Brasil. Canadá concluiría lo más rápidamente posible la evaluación, expresó Marchi, pero rechazaba por infundadas las acusaciones de Brasil sobre posibles vínculos con la controversia comercial, un tema aparte y totalmente diferente, aseguró.


 

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