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Pugna por el puesto
de Director General

La contienda por el puesto de Director General de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que ya lleva meses de duración, ha llegado a un punto culminante y conflictivo. Quienes apoyan a Mike Moore, ex primer ministro de Nueva Zelanda, se atribuyen la victoria y pretenden el retiro de su contrincante, el viceprimer ministro de Tailandia Supachai Panitchpakdi. Pero los países que apoyan a Supachai aducen que éste contaba con todo el apoyo hasta que los grandes actores intensificaron sus maniobras, por lo que ahora piden que se haga una votación, que es resistida por Estados Unidos y algunos otros países. Subyacente a la dura pugna hay un sentimiento fuerte de varios países en desarrollo de que el proceso decisorio de la OMC nuevamente es manipulado de forma antidemocrática para adecuarlo a los intereses de las potencias.

por Martin Khor


La batalla en torno a quién será el próximo Director General de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se ha tornado dramática y desagradable estos últimos días en Ginebra. El tema va más allá de si el mejor candidato es el viceprimer ministro tailandés Supachai Panitchpakdi o el ex primer ministro neozelandés Mike Moore. Lo que está en juego es la credibilidad de la propia OMC, en la medida que el proceso de selección, que ya lleva meses de duración, ha planteado interrogantes acerca de la forma en que se adoptan las decisiones claves y cómo la organización parece vulnerable a la influencia de las grandes potencia, especialmente de Estados Unidos.

Supachai cuenta con el firme respaldo del grupo de la ASEAN y de otros países asiáticos (incluidos Japón e India), una mayoría de países africanos, algunos países europeos y algunos países latinoamericanos clave (Brasil y México). Por lo tanto, es considerado un candidato del mundo en desarrollo. Sin embargo, Moore es apoyado por Estados Unidos, un factor clave y tal vez decisivo ya que ese país tiene un poder enorme en la OMC. También es respaldado por varios países europeos (especialmente Francia), la mayoría de los países latinoamericanos y algunos países africanos.

Los anteriores directores generales del GATT (el órgano predecesor de la OMC) y de la OMC provinieron todos de países desarrollados, especialmente de Europea. Cuando en 1995 se nombró Director General al italiano Renato Ruggiero, se dijo que el siguiente nombramiento sería para un candidato de un país en desarrollo. Sería justo, ya que, después de todo la vasta mayoría de los miembros de la OMC son países en desarrollo. Y Supachai parecía una opción apropiada, dada su experiencia como ministro de Comercio y viceprimer ministro, así como por currículum en cuanto a estudios, ya que tiene un doctorado en Economía, con especialidad en planificación del desarrollo.

Moore también tiene un historial interesante, habiéndose elevado de líder sindical a ministro de Comercio y primer ministro. Los miembros de la OMC coincidieron en que ambos candidatos eran excelentes y apropiados. En ese caso, argumentaron muchos, Supachai debería ser el candidato ya que es del mundo en desarrollo.

Precisamente, en los últimos meses Supachai fue el favorito de la contienda, y concitaba una claro apoyo mayoritario. En un procedimiento democrático normal, que implicara algún tipo de votación, sin duda se le hubiera concedido la victoria. Pero en el turbio proceso de la OMC, las decisiones se toman por "consenso". Esto, teóricamente, significa que todos deberían estar de acuerdo o por lo menos nadie debería tener objeciones.

Con un concepto tan vago, el "consenso" en los hechos generalmente ha implicado que sólo se toman decisiones cuando las grandes potencias, en especial Estados Unidos, están de acuerdo. Reunión tras reunión en la OMC no llegó a ningún "consenso" para aprobar a Supachai, aún cuando todos sabían que contaba con un claro apoyo mayoritario.

Luego se realizó una intensa campaña a favor de Moore por parte de Estados Unidos. Es de conocimiento público que Washington utilizó su vasta red de poder e influencia para ponerse en contacto con los gobiernos de varios países en desarrollo y persuadirlos a cambiar de idea y decidirse por Moore. En una maratónica sesión de la OMC posterior, el presidente del consejo, el embajador tanzanio Ali Mchumo realizó un polémico discurso de apertura, anunciando que "la última evaluación indica" que Moore tenía el apoyo de 62 países contra 59 a favor de Supachai. Propuso entonces que Moore fuera nombrado Director General.

Esto desencadenó una fuerte crítica por parte de los países de la ASEAN y otras delegaciones que apoyaban a Supachai. Juzgaban que el proceso de selección había sido manipulado, ya que el presidente no había anunciado en absoluto los niveles de apoyo de los dos candidatos en reuniones anteriores, cuando era claro que Supachai gozaba de una franca ventaja. Además, quedó al descubierto cómo se había hecho la "evaluación", y por quién, o cuándo.

Varios países que apoyaban a Supachai manifestaron que no había consenso en torno al apoyo a Moore, y que lo mejor era votar, lo cual está previsto en las normas de la OMC para esos casos. Esto dio lugar a la objeción de Estados Unidos y otros países, que adujeron que en la medida que las decisiones siempre se habían tomado "por consenso", pasar a una votación sentaría un precedente peligroso y dividiría a la organización.

Varias delegaciones de países en desarrollo calificaron como insostenible este argumento. "La votación es normal en un proceso democrático, y el candidato o la moción que tenga la mayoría de votos es el que gana, y entonces todos tendrían que aceptar la decisión", manifestó el embajador de Malasia, Hamidon Ali, quien actualmente también es presidente del grupo ASEAN.

En uno de los días de mayor debate, algunos de los que apoyaban a Moore utilizaron un lenguaje nada diplomático para criticar a las delegaciones que apoyaban a Supachai, y los llamaron "intelectuales deshonestos" por pedir una votación, además de acusarlos de faltarle el respeto al presidente por no aceptar su propuesta.

Cuando la sesión se reanudó al día siguiente, los partidarios de Moore enviaban señales a los medios de difusión de que la solución adecuada era que Supachai se retirara. Pero no iba a ser así. Por el contrario, Hamidon pronunció una fuerte declaración en nombre de la ASEAN en la que decía que lo que estaba en juego no era un concurso entre dos candidatos "sino la viabilidad y la integridad del proceso de toma de decisiones" en la OMC. Explicó que la ASEAN tenía la consigna de "no votos, no vetos". Supachai había sido siempre el candidato favorito y si se hubiera observado el principio de "no votos, no vetos", el consenso habría estado claramente a su favor. "Además, en un proceso de creación de consenso, la formulación de consenso no se posterga indefinidamente de manera que el candidato que no es el favorito pueda aprovechar cualquier oportunidad para ponerse al frente. En tanto la OMC es una organización de carácter normativo, no tenemos otra opción a esta altura que cumplir con el párrafo 1 del Artículo IX del Acuerdo de la OMC, es decir, pasar a votación", afirmó. Consideró que era una medida correcta y que no podía ser obstaculizada por nadie. "Lo que erosionaría nuestra organización no es el ejercicio de los derechos claramente estipulados en nuestras normas. Lo que la erosionaría sería el esfuerzo por impedir ese ejercicio", agregó.

El embajador de Zimbabwe, T.J.B. Jokonya, lanzó un ataque aún más directo a todo el proceso y criticó duramente a quienes utilizaron términos como "disidentes" "tirabombas" y "deshonestos" para referirse a quienes apoyaban a Supachai. Con respecto al debate del día anterior dijo: "En nombre de la credibilidad de la OMC, del proceso y del nombre del presidente, desencadenaron la diatriba más mortífera sobre quienes osaron oponerse al deseo de los ungidos". A quienes estuvieron en contra de la votación con el argumento de que la OMC había funcionado bien con el "concepto del consenso", Jokonya replicó: "Por supuesto que sí. sin duda también le sirvió al Norte. En la OMC, la esperanza económica del Tercer Mundo -los actores subordinados- supuestamente reposa en el proceso, a través del cual la riqueza de los ricos se filtrará a los países pobres. Díganme por qué el Norte no ha intentado siquiera cumplir las promesas de Marrakech (los acuerdos que crean la OMC) si el consenso le ha servido también a los miembros. Díganme por qué después de tantos años de existencia, ni en el GATT ni en la OMC nunca hubo una representación del Sur a nivel alto en la Secretaría".

También dijo que quienes respaldan a Supachai le habían pedido hace algún tiempo al presidente que exhortara a formar consenso en torno a Supachai como candidato favorito, a lo que el presidente había contestado que necesitaba más tiempo para consultar y, finalmente, en lugar de hacer lo que le habían pedido, exhortaba ahora a crear consenso en torno a Moore.

Jokonya reclamó una votación, porque "pedir una votación cuando no hay consenso forma parte del proceso de esta organización". Agregó que los anteriores dirigentes del GATT habían sido del Norte y que era tiempo de aceptar uno del Sur, especialmente del calibre de Supachai, y que esto haría a la OMC más global y aceptable. Pero advirtió: "sabemos que a la hora de elegir, el puesto del Director General una vez más surgirá de la enorme presión de las fuerzas políticas".

Martin Khor es director de la Red del Tercer Mundo


 

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